martes, 23 de enero de 2024

en la noche...

 


Ahí estaba: impoluta, apenas perceptible, TODA diáfana en su pequeñez… tan brillante que se me quedaron los ojos pegados en su silueta… la que llevaba el poder de la noche… millones de átomos reaccionando para que su aura refleje lo que cautiva.

Se me posó tímida en los ojos. Yo me dejé invadir por su atracción, todo mi ser atrajo su influjo, y enceguecí… no sólo la observé, sino que la SENTÍ. Yo fui su satélite natural, saliendo por su este y entrando por su oeste.

… y ella sólo me bañaba de luz. Discreta y sensible, me bañaba con su luz.

La memoricé completamente para darme cuenta que era tan pequeña, una miniatura en la inmensidad de la noche, en la inmensidad de MI cielo. Y cómo me alumbraba… no me alcanzan las palabras para explicarlo: una miniatura tan grande…

Yo vi la luna que nadie vio. Y es tan pequeña que me la guardé en el pecho...

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