A Uno, todo lo incita a escribir, es su catarsis... no le interesa ni el talento ni la suficiencia, sólo escribir y contar por dónde pasa... y enseña sus versos turbios, a veces sobre el fracaso y la frustración, a veces sobre la esperanza y alegría, a veces el sol... la luna SIEMPRE.
A Otro todo lo lleva a racionalizar, todo lo observa con la mirada extrañada y amplia... todo lo mastica, lo re mastica, lo piensa y lo incorpora.
Uno se siente atraído por su luz.
Otro se siente atraído por el brillo.
Uno regala cada una de las palabras que Otro le hace nacer.
Otro las lee, las piensa y las incorpora.
Después agradece, sonríe, abraza a Uno, le roba un beso.
Y, a veces, Uno se queda pensando sobre su lirismo...
... Otro lo sabe.

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