He intentado con todos mis esfuerzos ser el niño bueno que mis padres siempre han querido. Confieso que mi mejor delito es simpatizar con la rebeldía de todo lo que se me impone como “no se puede hacer”… La transgresión tiene una rara forma de colocar una sonrisa que me dura y me perdura. Aprendí a disfrutar saltando las normas impuestas y decidí morder la vida, sentir sus carnes, existirla…
Entonces, mis queridos Reyes Magos, intentaré que mi niño interior vuelva a escribirles una cartita negociando con el que actualmente lo tiene en su interior. Tengo la conciencia tranquila que jamás he lastimado a alguien intencionalmente, lo que no es poco; y el amor mueve mi vida. Si me permiten me gustaría que dejen sobre mis Crocs:
- La CONSTANCIA para seguir siendo lo que soy, que me deja dormir tranquilo por las noches... Pero agreguen la posibilidad de despertarme todas mis mañanas en el abrazo de una seria sonrisa.
- El BESO que me arruga el estómago y me estremece el alma.
- El CORAJE para seguir regalándome en letras.
- La CONSTANCIA de seguir siendo un aprendiz eterno e irreverente. Que me moje con las gotas la lluvia de la vida.
- El TIEMPO para seguir ensimismado con la luna, sabiendo que me une a lo que quiero... para seguir soñando con un pie sobre la tierra.
- Canciones para cantar, solos y duetos, en la ducha.
- Oportunidades y un futuro imprevisible.
- Conversaciones eternas y apasionadas (y las incómodas que hagan falta), y seguir probando cada uno de sus besos.
- Las lágrimas que usaré cuando llore desgarrado o cuando ría hasta extrañar a la tristeza.
Melchor, Gaspar y Baltasar, permítanme tutearlos y presentarles mis deseos.
En mi ventana la estrella de oriente me está guiñando…
Tengo el pasto, el agua, y prometo apretar los ojos haciéndome el dormido…

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