nosotros...

 Con vos aprendí:

a obviar lo insignificante, hablar desde lo profundo, sentir en la piel hasta lo imposible, vivir desde la pureza de los ojos de un niño, entregar sinceridad hasta el dolor y, sobre todas las cosas: volver a abrir el corazón y confiar.

Y el tiempo siguió su curso, con errores y sinsentidos, molestias y distanciamientos.

Y todo lo que se hizo, dejó huellas en algún lugar, y vos las dejaste por más que no lo quisieras.

Volver a encontrarnos, despertar del silencio y la insensibilidad, redescubrirse en el otro y aprender que no se está solo.

Que a pesar del tiempo y las distancias de una forma u otra, siempre estarás.

Gracias, simplemente por eso...

... por hacerme crecer a pesar de todo.