Te daré cantidades incontables de aceptación sin reservas si lo quieres. Te daré ánimos para elegir el camino que quieras si lo necesitas. Podés hablar de enojos y de dudas, de tus miedos y locuras, y lo contendré. Podés compartir tus tan llamados «momentos llenos de vergüenza» en tu vida, y no lo juzgaré.
Y no hay cuerdas que te aten a mí…
No me debes nada por dar el amor que doy. No me debes nada por cuidarte de la forma en que lo hago. Te doy las gracias por recibir, el privilegio es mío. Y no me debes nada a cambio.
Podés pedir espacio para vos y solamente para vos, y yo te lo garantizaré. Podés pedir libertad también, o tiempo para viajar, y lo tendrás. Podés pedir vivir sólo, o amar a otra persona, y lo apoyaré. Podés pedir cualquier cosa que quieras, cualquier cosa en serio, y lo entenderé.
Y no hay cuerdas que te aten a mí…
No me debes nada por dar el amor que doy. No me debes nada por cuidarte de la forma en que lo hago. Te doy las gracias por recibir, el privilegio es mío. Y no me debes nada a cambio.
Apuesto a que te estás preguntando cuándo caerá, eventualmente, el próximo zapatazo vengativo. Apuesto a que te estás preguntando cuándo mi policía condicional te obligará a escupir. Apuesto a que te estás preguntando cuán lejos has bailado ahora en tu camino de regreso a la deuda. Ésta es la única manera de amar, tal como yo lo entiendo, que realmente es.
Podés expresar la más profunda de tus verdades incluso si eso significa que te perderé, y la escucharé. Podés caer en el abismo en tu camino hacia tu felicidad, y empatizaré con eso. Podés decir que tendrás que dejar la ciudad para perseguir tu pasión, y lo escucharé. Podés irte y chocar con una pared, tener una crisis en la mitad de la vida, y lo contendré.
Y no hay cuerdas que te aten a mí…
No me debes nada por dar el amor que doy. No me debes nada por preocuparme como lo hice. Te doy las gracias por recibir, el privilegio es mío. Y no me debes nada a cambio.
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