Recuerdo un beso que estuviste a punto de no darme, porque te significaba demasiado...
Recuerdo otro casi robado, que me diste porque te parecía que tenías que dármelo... (te salió de la cabeza, que no es el sitio de donde deben salir los besos).
Recuerdo tantos besos hambrientos, que devoraron el “ahora” porque no sabíamos si iban a tener un “después”... También algunos besos ligeros, que no llenaron mucho pero dejaron buen sabor.
Recuerdo unos pocos besos que no nos dimos...
Otros pocos besos que no debimos darnos.
Algunos que no nos dimos y otros que no los sentimos...
Algunos que sentimos y otros que nos dimos…
(… mis labios callan, pero (te) recuerdan).

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