Mi amante tiene humor, ella hace reír en funerales. Conoce la desaprobación de todos, debería haberla adorado desde antes. Si los cielos hablaran alguna vez, ella sería la última profeta verdadera. Los domingos se están volviendo más desolados, un veneno fresco cada semana.
Nacimos enfermos, eso es lo que ellos dicen.
Mi iglesia no ofrece absoluciones. Ella dice: alaba en la habitación. Al único cielo que voy a ser enviado será cuando esté a solas contigo.
Nací enfermo, pero me encanta. Ordéname que sane. Amén, amén, amén.
Llévame a la iglesia, alabaré como un perro ante el altar de tus mentiras, te confesaré mis pecados así podrás afilar tu cuchillo. Bríndame la muerte inmortal, buen Dios, déjame que te entregue mi vida.
Si soy pagano de los buenos tiempos mi amante es la luz del Sol. Para conservar a la diosa a mi lado, ella demanda un sacrificio, drena todo el mar, consigue algo brillante. Algo carnoso para el plato principal. Ese es un caballo de gran apariencia. ¿Qué tienes en el establo? Tenemos a muchos fieles hambrientos, eso parece sabroso, eso parece abundante, este trabajo es insaciable.
Llévame a la iglesia, alabaré como un perro ante el altar de tus mentiras, te confesaré mis pecados así podrás afilar tu cuchillo. Bríndame la muerte inmortal, buen Dios, déjame que te entregue mi vida.
No hay maestros o reyes cuando comienza el ritual. No hay inocencia más dulce que nuestro gentil pecado. En la locura y el suelo de esa triste escena terrenal, sólo entonces soy humano, sólo entonces soy puro. Amén, amén, amén.
Llévame a la iglesia, alabaré como un perro ante el altar de tus mentiras, te confesaré mis pecados así podrás afilar tu cuchillo. Bríndame la muerte inmortal, buen Dios, déjame que te entregue mi vida.
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