sábado, 1 de junio de 2024

Lewis Carroll...

Si cuando sos chiquito tu viejo te escribe una carta como ésta, de grande te convertís en Lewis Carroll....

 Mi queridísimo Charles:

Siento muchísimo no haber tenido tiempo de contestar antes tu linda notita. No imaginas lo contento que me sentí al recibir algo escrito por ti, y puedes estar seguro de que no olvidaré tu encargo. Apenas llegue a Leeds, vociferaré en medio de la calle: ¡Ferreteros! ¡Ferreteros! Seiscientos hombres se arrojarán de sus tiendas al instante –corriendo, corriendo en todas direcciones-, tocarán las campanas, llamarán a los guardias, pondrán en llamas la ciudad. ORDENARÉ una lima y un destornillador, y un anillo, y si no me lo traen inmediatamente, en cuarenta segundos, no dejaré nada vivo, salvo un gatito, en toda la ciudad de Leeds, y al gatito sólo lo dejaré vivo porque temo que no tendré tiempo de matarlo. ¡Qué griterío y arrancarse los pelos habrá entonces! Cerdos y bebés, camellos y mariposas, rodando juntos por la zanja- ancianas precipitándose chimeneas arriba, y las vacas tras ellas-, patos ocultándose en tazas de café, y gordos gansos tratando de apretujarse en cajas de lápices. Por último, el alcalde de Leeds se lo encontrará en un plato hondo, cubierto de natillas, guarnecido de almendras, tratando de que lo confundan con un bizcochuelo para escapar de la espantosa destrucción de la Ciudad. ¿Y su esposa? ¿Dónde está su esposa? A salvo en su propio alfiletero, tapada con un pedacito de tafetán para ocultar su joroba, y todos sus preciosos hijitos, setenta y ocho pobres criaturitas desvalidas atragantadas en su boca, escondiéndose tras su doble dentadura. Entonces aparece un hombre oculto en una tetera, gritando y bramando: “¡Ay, perdí mi burro. Lo guardé en la ventana de la nariz y se fue por el pico de la tetera al dedal de una anciana, y ella lo estrujará hasta matarlo cuando se ponga el dedal!”

Por fin traen las cosas que ordené, y entonces perdono a la Ciudad, y envío en cincuenta carretones, y bajo la protección de diez mil soldados, una lima y un destornillador y un anillo como regalo a Charles Lutwidge Dogson, de

Su afectuoso Papá.

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