… recuerdo mis caricias indefinidas dibujando cada uno de tus suspiros.
Tu recuerdo está acunado en la cuenca de mis ojos, dominando mi orgullo de vencido.
Repaso cada una de tus sonrisas mientras reviso las yemas de mis dedos, porque te las memoricé con las manos para palparte la alegría.
Y recuerdo que después de oír tu risa se ha invertido el sentido de las agujas de mi reloj…
… que llevo días sin ponerme en hora.
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