en mi espacio...

Fotografié mi primer paseo por tus tierras, esas que me enamoraron como vos en el primer encuentro… Fotografié todo eso que vos llenabas con tu esencia y que me invitaba a vivir.

Fotografié los momentos de tu visita a mis lugares, esos que te enamoraron. Atardeceres, anocheceres, paseos por mi “este” y tu “oeste”.

Fotografiamos arquitecturas que nos maravillaron, espacios que de alguna manera se me preparaban como recuerdos porque ya estaba viviendo contigo.

Fotografié mis nuevos alrededores y los encantos que tus cerros me entregaban. Y los hice míos…

Fotografié todo lo que pudo rodearme de vos en ese nuevo paisaje que le pusiste a mi vida: un paseo con tus padres para conocer tu origen, tu primer lugar en esta vida. Y también lo amé.

Fotografié la luna de julio desde el jardín de tu casa, mientras también era mía.

Fotografié esas termas que nos regalaron la calidez en nuestro único invierno juntos. Nuestra tarde de mates en el Velazco.

Dejé un retrato de la gran nevada que inundó el Famatina, esa que me maravilló los ojos cuando abrí la ventana.

Fotografié las flores de los durazneros de la casa de tus padres. Y las flores de tus duraznos.

Quedaron en fotos algunos de mis momentos musicales en tu tierra y del festejo de mis 36 años que me encontró creyendo en el amor…

Fotografié mi propia despedida y ese regalo maravilloso que una vez más me hizo tu lugar.

Después, mi geografía no supo de montañas, me miré y no me reconocí. Volví a ser de agua pero extrañé tu tierra…

Me pregunté si ese de ese ahora seguía siendo yo, si era yo o era lo que tu lugar hizo de mí, o si mi antiguo yo seguía debajo de todo, invariable, inmutable ante todo lo vivido...

Me pregunté mientras mi camino volvía a ser solitario, mientras seguía fotografiando esos momentos en que la vida me avisaba que no debía resguardarme de nada.

Y tuve miedo porque nunca fui tan auténtico en mi vida como mientras estuve contigo.

Ahora, lo que hoy soy, me exige que deje ir a lo que ya no soy… urge hacerlo y pronto.

Urge que el sol de nuestro REENCUENTRO nos ilumine como la primera vez...